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Migración de Aves de Baja California

Conforme avanza el año, las estaciones cambian y con ellas, también la naturaleza. Los días se hacen más largos y cálidos. Podemos observar a las plantas florecer, a las aves que construyen sus nidos y a una creciente cantidad de insectos proliferar. ¿Te has fijado alguna vez en las aves que hay a nuestro alrededor? ¿Vemos siempre las mismas especies? Sin duda, en nuestra ciudad tenemos aves que son residentes todo el año, como el Cenzontle Norteño y el Pinzón Mexicano, pero si prestamos atención, encontraremos algunas otras especies que sólo podemos ver durante algunos meses. Esto es debido a un importante proceso natural: la migración, que ocurre dos veces al año: en primavera y en otoño. En América, durante la primera migración del año (que tiene lugar justo por estas fechas) las aves se desplazan, en mayor o menor medida, de sur a norte, en búsqueda de los climas templados de Norteamérica.

Cada año son millones de aves que migran a lo largo de este continente y cuentan con cuatro grandes rutas de migración. Nuestra región se encuentra dentro de la Ruta Migratoria del Pacífico (Pacific Flyway), que se extiende desde Alaska hasta el sur de Chile paralela a la costa, y por la cual más de 350 especies de aves se desplazan anualmente. Entre ellas podemos encontrar: garzas, chipes, golondrinas, charranes, chorlitos, playeritos, colibríes, pirangas y mosqueros, sólo por mencionar algunos.

Son diferentes las formas en que las aves migran, y en la distancia que recorren en sus viajes. Algunas especies prefieren realizar el viaje durante el día, para aprovechar las corrientes ascendentes de aire caliente, como el pelícano blanco, migrante de mediana distancia que podemos verlo en esta época en nuestra región; así como también los halcones y aguilillas. Las golondrinas y vencejos migran, también, durante el día para alimentarse de insectos al vuelo. Los migrantes nocturnos, por otro lado, tienen la ventaja de poder despreocuparse de los depredadores. Evitan el calor del sol, viajando cuando el aire es más fresco y menos turbulento; entre ellos encontramos a los mosqueros, vireos, gorriones y calandrias.

No solo el horario sino también la ruta migratoria difiere entre las especies. Hay migrantes de corta distancia, como algunas poblaciones de chorlito nevado que se reproducen tierra adentro de nuestro país y migran hacia las zonas costeras de nuestra península; también los hay de larga distancia, como el Zarapito Trinador que llega a viajar hasta 4000 kilómetros sin parar, desde el sur de Canadá hasta Sudamérica. Ambas especies las podemos observar esta temporada en nuestras costas.

   Pero ¿por qué migran las aves? La migración se puede entender como una estrategia para aprovechar los recursos estacionales: cuando el alimento comienza a escasear por la llegada del invierno, las aves, con su poder de vuelo, pueden viajar hacia mejores condiciones. De esta manera, algunas aves se desplazan miles de kilómetros para mejorar sus oportunidades de sobrevivencia y la de sus crías. Este viaje no siempre es fácil. Los retos y amenazas que enfrentan son muchos: cada año, cerca de mil millones de aves transitan a lo largo de la Ruta Migratoria del Pacífico, sin embargo, este número es tan solo una fracción de las aves que solían utilizar esta ruta hace un siglo. Muchas veces, al retornar a sus lugares de crianza, las aves se encuentran con que estos ya han sido modificados, fragmentados o incluso que han desaparecido, y que las amenazas han aumentado. El no hallar hábitat adecuado o alimento suficiente impacta directamente en el éxito migratorio, dado que las aves dependen de estos sitios para descansar y reabastecerse de energía para completar su migración. Es por esto que es muy importante cuidar y proteger el hábitat de estas especies.

   En Ensenada, por ejemplo, tenemos un visitante que llega en esta temporada para anidar en las playas arenosas y dunas del Estero de Punta Banda: el Charrán Mínimo. Esta ave marina tiene en este lugar una de las colonias reproductivas más importantes y de mayor tamaño en el estado. Algunas de las amenazas que encuentra esta especie al llegar aquí son los disturbios causados por las actividades humanas. Organizaciones como Pro Esteros, trabajan año con año en la instalación de cercos para la protección de la zona de anidación de esta ave, con lo que han reducido hasta en un 90% el disturbio humano. Esta es solo una de las muchas acciones que diversos grupos realizan para la protección de las aves migratorias.

   Y ¿qué otras acciones podemos realizar para ayudar a estas viajeras a completar sus recorridos con éxito? En el caso de las aves que encontramos durante nuestros paseos por la playa, lo que podemos hacer es admirarlas sin molestarlas. Probablemente las veamos alimentándose o descansando, y es importante no perturbarlas:  no acercarse demasiado, no espantarlas, ni dejar a nuestros perros sueltos porque cuando alzan el vuelo, espantadas, en busca de un lugar más tranquilo las aves pierden energía de vital importancia para continuar su migración.  También es importante no meter vehículos a la playa, puesto que hay aves y nidos que son muy pequeños y se encuentran muy bien camuflados, de tal manera que pueden ser destruidos sin siquiera darnos cuenta.

   Cuando se trata de las aves que vemos cerca de nuestras casas, como, por ejemplo, las calandrias, podemos ofrecerles agua fresca y alimento (les encanta la fruta). Mantener a nuestros gatos siempre dentro de casa también ayuda a disminuir las amenazas, ya que con frecuencia las aves son blanco de ataques felinos. Incluir en nuestros jardines plantas nativas beneficia a los polinizadores y, también, a las aves como los mosqueros, que se alimentan de estos insectos. 

   Te invitamos a acercarte y conocer más de las actividades de observación de aves que se realizan en la ciudad, conocer a las aves es el primer paso para amarlas y cuidarlas ¡te sorprenderá la diversidad!

Laura Ibarra @mujeresenparvada

Mujeres en parvada es un grupo de amigas con una pasión en común: la observación de aves.  En colectivo se motivan a aprender, crecer y compartir sus experiencias. “Porque juntas somos más fuertes, somos parvada”.

Su filosofía es ser un colectivo de mujeres con ética, respeto y compromiso que fomente la observación de aves como una actividad contemplativa, con beneficios cognitivos y científicos (ciencia ciudadana).

Comentarios

  • eugenia menez
    mayo 17 a las 1:08 pm

    información muy interesante. felicidades al grupo
    La calandria que venía ya no viene
    pero ahora llegan tres colibríes

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